Por ANGEL PLASTINO *
Somos parte, obviamente, del reino animal. Más específicamente, de la clase de los mamíferos, orden de los primates, sub-orden de los simios, clase de los homínidos y especie Homo sapiens. Esta clasificación, establecida por el gran Linneo en el siglo XVIII, es admitida por toda la comunidad científica desde entonces. Ahora bien, hay tres tipos de grandes simios: los chimpancés, los gorilas y los orangutanes. Empero, cualquier anatomista marciano que estudiase a los primeros deduciría rápidamente que hay, a su vez, tres clases de chimpancés, a saber, los bonobos (centro del África), los chimpancés "comunes" y (¡sorpresa!) los seres humanos. Tan grande es la similitud entre ellos que mutuas transfusiones de sangre son posibles. En septiembre pasado, la prestigiosa revista científica Nature publicó la secuenciación del genoma del chimpancé. Se vio que, efectivamente, tenemos en común con ellos el 99% de los genes. El parentesco es tan cercano que la comunidad científica está hoy debatiendo la posibilidad de cambiar la clasificación Linneaica de los chimpancés de forma tal que compartan el mismo género con nosotros. Reconocer derechos legales a los grandes simios haría mucho más repugnante aún el violarlos para los humanos
En mayor detalle, el chimpancé pertenece al reino animal, clase mamífero, orden primate, suborden simio, familia homínidos y especie pan trogloditas. El cambio implicaría que la especie pasaría ahora a llamarse "Homo troglodita". ¡Toda una revolución histórica! Al identificarlos como "Homo" pertenecerían al mismo grupo que nosotros (Homo sapiens y sus predecesores, Homo erectus, Homo hábilis, etc., remotos ancestros). Salvo el "sapiens", el resto de los "Homos" ha desaparecido hace ya mucho tiempo. Este cambio reconocería que aún existen "hombres primitivos", no todos se habrían extinguido en el pasado. Muy primitivos si se quiere, pero hombres al fin, que como tales tienen derechos inalienables. No es que se trate de proteger animales (todos los respetos para con ellos), ni de proteger animales en peligro de extinción (lo que es muy importante, sin duda). Se busca dar derechos a pseudo-animales que son casi, casi humanos. ¿Suena esto muy disparatado? Pues así se veían otros temas algún tiempo atrás.
¡QUE BARBARIDAD!
Hace unos 150 años los llamados abolicionistas pedían derechos para los negros y muchos respondían: ¡qué barbaridad!, ¡derechos para los negros!, ¿y los derechos de los blancos?, ¡pero cuándo se ha pensado que seamos iguales!, ¡cuándo se ha visto a un negro pintar la Capilla Sixtina o componer algo lejanamente similar a una ópera de Mozart o escribir el Quijote! Similar áspero debate se volvió a producir décadas después, con casi idéntica argumentación, al reclamarse derechos para las mujeres, equiparándolas con los varones. Ahora, cuando recién nos percatamos de nuestra inmediata cercanía con los chimpancés, seguramente aparecerán de nuevo simplistas argumentos. Por cierto, hoy reconocer los derechos de los negros y de las mujeres es sencillo. Lo difícil es haberlo hecho a su debido tiempo. Al respecto, resulta muy recomendable leer "El Proyecto Gran Simio" de Peter Singer y Paola Cavalieri, libro recomendado en el reciente Fórum de las Culturas, celebrado en Barcelona. Es muy ameno y cada capítulo está redactado por un científico eminente. Entre éstos encontramos a la celebérrima Jane Goodall, quien obtuvo el premio Príncipe de Asturias del 2003 y el Benjamín Franklin, de los EEUU. Es Dama del Imperio Británico y se le otorgó la Medalla de la Legión Francesa. Ella vivió varios años con una tribu de chimpancés. De esa convivencia surgió su Tesis Doctoral en Etología por la Universidad de Cambridge (1965). Tuve personalmente el privilegio de escuchar en 2006 una disertación suya, en la que pronunció algunas palabras en el lenguaje de estos simios. Su mensaje sobre la "humanidad" de los chimpancés es conmovedor.
El título del libro arriba citado hace obligatorio mencionar aquí el Proyecto Gran Simio (PGS), fundado en 1993, que reclama derechos básicos para todos los grandes simios. El PGS es una organización internacional de primatólogos, psicólogos filósofos y otros expertos que promueven una Declaración de los Derechos de los Grandes Simios por parte de la ONU. Se les otorgaría el derecho a la vida, la protección de la libertad individual (nada de circos, por ejemplo) y la prohibición de la tortura.
SIMILITUDES CON EL HOMBRE
Es necesario enfatizar y repetir que los grandes primates son muy similares a los humanos: seres vivos sensible y emocionalmente desarrollados, que viven en grupos de referencia -clanes o familias- y que conforman un espacio de sociabilidad, comunicación y educación entre sus diferentes componentes. Además son inteligentes y pueden resolver problemas complejos, mediante el uso de herramientas. Algunos bonobos son capaces de expresarse vía el teclado de una computadora. Dominan unos doscientos vocablos y pueden "armar" oraciones con ellos. Vale la pena mencionar que, según publicara EL DIA en su Revista de hace pocas semanas, la Academia Argentina de Letras ha constatado que el vocabulario típico de un adolescente de hoy consta de ese número de palabras.
Las costumbres de estos primates son transmitidas por otros miembros del clan y pueden formar culturas territorialmente diferenciadas: por ejemplo, los gorilas de montaña tienen diferentes hábitos que los de las tierras bajas. Los grandes primates son los únicos animales en los que podemos verificar empíricamente que poseen autoconciencia (conciencia de sí mismos y de su existencia). Son capaces de reconocerse frente a un espejo, lo que perros o gatos, en general, no hacen. Éstas y otras muchas observaciones de tal tenor han sido constatadas por científicos -etólogos, biólogos, psicólogos, entre otros - y discutidas sus implicancias filosófico-jurídicas. Es precisamente en base a tales hallazgos que nace, en 1993, el mencionado PGS, que busca la promoción moral y la protección jurídica de los tres derechos fundamentales arriba mencionados. El 25-6-08 una Comisión del Parlamento de España ha aprobado tal idea y mocionado que se trate en un próximo Plenario de las Cortes. Nótese finalmente que reconocer derechos legales a los grandes simios haría mucho más repugnante aún el violarlos para los humanos.
Ex rector Universidad Nacional de La Plata.
Artículo aparecido en Diario El Día de La Plata.
jueves, septiembre 25, 2008
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