
pertenecido a Don Checo Piazza, es uno de
los pocos palomares que quedan en pie en
Alberti. De inmensas dimensiones, eran la
provisión de carne fresca en las estancias
y chacras de fin de siglo XIX y principios
de siglo XX. Hoy la propiedad pertenece
a Raúl Dominique y está muy poblado de
palomas. En su pared exterior se conserva

aún la ahuja de un reloj de sol.

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